La Ofrenda

Jesucristo comisionó a sus apóstoles a ir por todo el mundo a predicar el evangelio, antes de salir ellos recibieron el Espíritu Santo como vemos en (Hechos 2). El Espíritu Santo les guiaría a toda la verdad, tal como Jesús les dijo, Juan 16:13 (ver además Juan 14:26; 15:26).

Las personas que oían  el evangelio de Cristo y llegaban a creer, eran bautizadas conforme a lo que Jesús mandó, según la gran comisión (Mateo 28:16-20; Marcos 16:15,16; Lucas 24:47). Así sucedió en Corinto, oyendo, creían y eran bautizados (Hechos 18:8). Las personas que obedecían el evangelio llegaban a conformar la iglesia de Cristo en ese lugar. Por eso, leemos en la Biblia de una carta del apóstol Pablo “a la iglesia de Dios que está en Corinto” (1 Corintios 1:2).

Una vez establecidas estas iglesias y conforme a la enseñanza de los apóstoles eran ordenadas en relación al culto de adoración, la organización y obra (Ver Hechos 14:23;Hechos 20:28-32).

El Apóstol Pablo había predicado en Corinto, y estableció ahí la iglesia de Cristo, de tal historia podemos leer en Hechos 18. Después de año y medio (Hechos 18:11), Pablo tuvo que dejar Corinto.

Una vez que él se encontraba distante de los hermanos que estaban en Corinto, ellos se vieron en la necesidad de escribir a Pablo solicitando información sobre diferentes asuntos y prácticas.

La expresión “en cuanto a”, que encontramos repetidas veces en la primer carta a los corintios, introduce las respuestas de Pablo a cada una de las cosas consultadas por los corintios a él (ver por ej. 7:1,25; 8:1; 12:1 etc.).

Y es en esta carta a los Corintios, en la que Pablo hablando como apóstol de Cristo, ordena a los hermanos en esta iglesia, a seguir las mismas instrucciones que él ya ha había entregado a las iglesias de Galacia, tocante a la ofrenda. Leamos entonces lo que ordena este apóstol de Cristo en 1 Corintios 16:1,2.

1En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. 2Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.”

Sobre la palabra “ofrenda” algunas versiones de la Biblia dicen “colecta”. Así que bien podemos decir al leer 1 Corintios 16:1 “En cuanto a la colecta en favor de los santos…”

NO SE HABLA DE DIEZMOS EN 1 CORINTIOS 16:1,2.

El diezmar no es ordenanza de Cristo y sus apóstoles a los cristianos, los que conforman la iglesia de Cristo, el pueblo de Dios, ya que bajo el Nuevo Pacto; no hay un sacerdocio como el levítico que mantener. El diezmo si fue enseñanza dada a Israel bajo el Antiguo Pacto, y corresponde a la décima parte que, según la ley de Moisés los hijos de Israel habían recibido como mandamiento en el monte de Sinaí, para dar a los levitas, y esto por su servicio en el Tabernáculo (Considere Levíticos 27:30-34; Números 18:21). Según la ley de Dios dada por Moisés en Sinaí, todo israelita estaba obligado a pagar año con año sus diezmos (Deuteronomio 14:23). Esta misma ley no admitía se diera dinero al pagar los diezmos (Considérense Levíticos 27:30-34; Deuteronomio 14:22-29; Nehemías 10:37; 13:5,9; Malaquías 3:6-10). Por lo tanto, no se debe confundir el ofrendar (o la colecta) de 1 Corintios 16:1,2, con el diezmar.

INSTRUCCIONES EN CUANTO A LA FORMA EN QUE LA COLECTA DEBE HACERSE EN LA IGLESIA, SEGÚN EL NUEVO TESTAMENTO.

Consideraremos cuáles fueron las instrucciones dadas por el apóstol Pablo a la iglesia en Corinto y a las iglesias de Galacia en 1 Corintios 16:1,2 que dice así:

1 En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. 2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.

I. ¿Cuándo debe hacerse la colecta en la iglesia a favor de los santos?

Como hemos leído ya en 1 Corintios 16:1,2 Pablo habla de una ofrenda para los santos, nos ocuparemos en este estudio de algunas de las instrucciones dadas por el apóstol a las iglesias. Así que nuestra primer pregunta es ¿Cuándo debe hacerse la colecta en la iglesia? En 1 Corintios 16:2, leemos que es: “Cada primer día de la semana”. El primer día de la semana es el día domingo, recordemos que nuestro Señor Jesucristo resucitó en día domingo (Mar. 16:9), y que este día fue para los discípulos de Jesús un día de gozo (Mateo 28:8).

Según aprendemos en la Biblia, El primer día de la semana era el día en el cual los cristianos se reunían regularmente y participaban de la Cena del Señor (Hechos 20:7), para de hacer memoria del Señor Jesús y anunciar su muerte (1 Corintios 11:23-26). El apóstol Pablo entonces ordena en 1 Corintios 16:2, que la colecta para los santos se realice también cada domingo.

En cuanto a otro u otros días de la semana para hacer colectas en la iglesia el apóstol Pablo no dice nada. Él dice “cada primer día de la semana”. No mandó nada en cuanto a otro u otros días para hacer colecta en la iglesia. Debemos respetar el silencio de las Escrituras (Compare Hebreos 7:14), y hacer todo conforme a la voluntad de Cristo entregada a nosotros por medio de sus apóstoles (2 Pedro 3:2).

Lo que el apóstol Pablo escribió no tenía nada que ver con su opinión, sino que todo lo que escribió eran mandamientos del Señor (1 Corintios 14:37). Sería rebeldía hacer lo contrario a lo que Pablo, como apóstol de Cristo e inspirado por el Espíritu Santo, está dando como mandamiento del Señor. Los apóstoles de Cristo no hablaron por su propia cuenta, sino lo que les fue revelado (Juan 14:26; 16:13; Mateo 28:20).

Esta instrucción apostólica de Pablo a la iglesia de Cristo en Corinto y a las iglesias de Galacia, constituye el modelo o patrón a seguir para la iglesia de Cristo de todos los tiempos. Recoger ofrendas en otro día que no sea domingo, constituye una violación al mandamiento, es apartarse del arreglo Divino. Solo aquellos que se revelan al plan y consejos de Dios siguen sus propios planes y consejos.

II. ¿Quiénes deben dar?

1 Corintios 16:2 “cada uno de vosotros”. Notemos que el mandamiento es dado de manera distributiva, al decir “cada uno de vosotros”. Cada miembro de cada iglesia local tiene instrucción de dar. Pablo no habla de ofrenda familiar, sino que él hace responsable a CADA miembro de la iglesia de dar. Todo miembro en la iglesia local debe ser enseñado a dar o contribuir a la colecta que como mandamiento la iglesia tiene para cada primer día de la semana. Eso es lo que va con el mandato de Cristo, y no sólo eso, sino que cada cristiano lo ha de hacer para seguir el modelo o ejemplo que de Cristo tiene (2 Corintios 8:9).

III. ¿Cuánto dar?

¿Cuál es la cantidad de dinero que cada miembro de la iglesia debe dar en la colecta? El apóstol Pablo dice “según haya prosperado” (1 Corintios 16:2). Esto significa de acuerdo a los ingresos de cada quien. No establece una cantidad, cada quien debe juzgar de acuerdo a lo que ha prosperado. Dios es quien nos prospera, él es quien nos bendice y llena de sustento y alegría nuestros corazones (Hechos 14:17 ver también Santiago 1:17). Así pues, si Dios desea que de acuerdo a lo que estemos siendo prosperados, cada uno ponga aparte algo para dar en la colecta que se ha de hacer cada primer día de la semana en la reunión de la iglesia, entonces somos responsables delante de Dios de participar cada uno en la colecta para los santos, sabiendo además; que Dios sabe de nuestra prosperidad. Sería pecado mentir diciendo “no he prosperado”. Recordemos a Ananías y Safira (Hechos 5).

Hablando del mismo asunto; de la colecta para los santos, el apóstol Pablo dice a los corintios en su segunda carta que debemos dar según lo que se tiene (1 Corintios 8:12), como cada uno proponga en su corazón (2 Corintios 9:7).

Nadie ha sido puesto en la iglesia del Señor con cierta autoridad como para decir a otro cuál es la proporción de lo que debe dar en la colecta, pero si es requerido por el Espíritu Santo dar con generosidad, liberalidad (2Corintios 9:6; 9:13)  y alegría (2 Corintios 9:7).

IV. La colecta debe ser atesorada en un fondo común

La colecta de cada primer día de la semana ha de ser atesorada o puesta en un fondo común, así lo da a entender la palabra  que dice: “guardándolo”, esto es “atesorándolo”. Los cristianos cada uno en particular apartan algo de lo que han sido prosperados para depositarlo en un fondo común. Este arreglo de atesorar lo colectado cada primer día de la semana dado por el apóstol Pablo a las iglesias, era adecuado para evitar hacer colectas a última hora, por eso dice: “para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”. Recoger ofrendas a la llegada de Pablo a Corinto para preparar y llevar el donativo a Jerusalén no era conveniente, antes bien; el donativo ya debería estar preparado para ser llevado y socorrer a los santos que estaban en Jerusalén. La iglesia local ha de tener su propio tesoro, para poder usarlos a favor de los santos en el momento oportuno y así evitar hacer colectas a ultima hora y en días no autorizados. Esto también tiene que ver con el hacer todo decentemente y en orden (1 Corintios 14:40).

CONCLUSIÓN

Debemos recordar que los apóstoles fueron por todo el mundo predicando el evangelio de Cristo, y cuando las personas de los diferentes lugares, les oían y llegaban a creer la palabra predicada por ellos, entonces obedecían el evangelio haciéndose bautizar. Estas personas llegaban a conformar la iglesia de Cristo en ese lugar, y que una vez establecidas las iglesias en cada lugar, los apóstoles las ponían en orden en cuanto a culto de adoración, organización y funcionamiento.

Una de las instrucciones apostólicas a las iglesias, es la ofrenda, la colecta para los santos. La colecta, según la orden del apóstol Pablo era cada primer día de la semana. No hay autoridad bíblica para hacer colectas en otros días de la semana en la iglesia del Señor

Debemos respetar el silencio Escritural en esto, a fin de hacer las cosas conforme al patrón o modelo dado por Dios (ej. Hebreos 7:14).

Cada cristiano debe cumplir con el mandamiento de ofrendar, en conformidad a lo que Dios le este prosperando, recordemos que Dios ama al que da con alegría (2 Corintios 9:7).