Venid ahora, y razonemos -dice el SEÑOR –
(Isaías 1:18 LBLA)
El querer traer a las personas a Dios por medio de las emociones, sentimientos, la diversión y otras tantas cosas, en lugar de motivarles a examinar los argumentos racionales de Dios, para venir a él, y ponerse a cuentas con el Creador de todas las cosas, es un grave error. Pero es lo que parece estar de moda. Por lo que personajes “carismáticos” y con discursos populares son cada vez más frecuentes en el sectarismo religioso, incluyendo el catolicismo romano.
Quienes se dejan guiar por sus emociones y por lo que a su parecer les es correcto, más que por la investigación seria de las Sagradas Escrituras, están condenados a vivir en el error y la ignorancia de la voluntad de Dios, siendo útiles únicamente a los propósitos de los líderes religiosos en sus iglesias. Esto es de lamentar.
Lo que debemos creer en cuanto a cómo ser salvos, la iglesia, la Biblia como la palabra inspirada de Dios, entre otras muchas cosas, debe ser el resultado de nuestra dedicada investigación de la Palabra de Dios. Jesús invita a escudriñar las sagradas Escrituras (Juan 5:39): Y Lucas nos da un ejemplo digno a seguir en (Hechos 17:11).
Dios es siempre racional, quiere llegar a nuestra mente por medio de su palabra, el evangelio (Romanos 10:8-17; 1 Pedro 1:25). No por eso significa que nuestras emociones queden fuera, considérese Hechos 2. En el v. 37, se nos dice que los que oyeron “se compungieron de corazón”. Todo lo que Pedro, habló inspirado por el Espíritu Santo ese día de pentecostés ante una gran multitud, según Hechos 2, fue el argumento razonable de Dios para convencerlos de sus pecados. Luego quienes reconocieron su pecado reaccionaron con una emoción muy fuerte, llegaron a estar muy dolidos en su corazón al reconocer lo malo que habían hecho. Ese mismo mensaje predicado por el apóstol Pedro ese día de Pentecostés, lo tenemos hoy escrito en La Biblia, en Hechos 2, y en esencia contiene todo lo que Dios consideró necesario para convencer a todos los hombres acerca de la necesidad de oír el evangelio, creerlo, arrepentirse y de ser bautizados cada uno para el perdón de los pecados y recibir el don del espíritu Santo como dice el v. 38 de hechos 2. Dios siempre ha llamado al hombre a venir y razonar con él (ej. Isa. 1:18). No ha dejarse llevar por las emociones o sentimientos y pareceres nuestros.
Busquemos aprender de Jesús por medio la Biblia. Aprendamos de todo aquello que Jesucristo quiere que creamos, y que fue revelado por el Espíritu Santo a los santos apóstoles que el Señor escogió. Esa revelación dada por el Espíritu Santo a los apóstoles de Cristo, hoy la tenemos por escrito en el Nuevo Testamento, y eso; gracias a Dios. Por tanto, investiguemos en las Escrituras, como invita Jesús (Juan 5:39), leyendo para que podamos comprender como dijo el apóstol Pablo a los Efesios en (Efesios 3:4) y así venir así al verdadero conocimiento de la voluntad de Dios para ser salvos (1 Timoteo 2:4).