OFREZCAMOS A DIOS UN SERVICIO ACEPTABLE

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«Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible, demostremos gratitud, mediante la cual ofrezcamos a Dios un servicio aceptable con temor y reverencia;» Hebreos 12:28 (LBLA)

Los creyentes en Cristo han recibido ahora mismo un reino. Ese reino es la iglesia. El Señor nos ha hecho ser parte de su reino, eso sucedió cuando obedecimos las condiciones de perdón (Hechos 2:38, 47). Eso es una gran bendición, imagínese, ¡recibir un reino! Ya tenemos un reino, y uno que Dios mismo nos ha concedido. Pero hay algo más, y es que este reino que los creyentes en Cristo han recibido, es un reino inconmovible, No puede ser conmovido como los reinos de los hombres (Daniel 2:44; 7:14; Lucas 1:33). Amados hermanos, no existe ni existirá poder capaz de destruir ese reino al cual hemos llegado. No somos dignos de recibir un reino así, por eso debemos mostrar gratitud y mediante esa gratitud debemos ofrecer a aquel que nos ha concedido ese reino inconmovible, «Un servicio aceptable»

¿Qué es un servicio aceptable a Dios? Es agradar a Dios adorándole con santo temor y reverencia. Rendimos servicio de adoración a Dios siempre, en todo nuestro diario vivir. Es lo que como creyentes en Cristo hacemos, somos adoradores de Dios.

Si amamos a Dios (Marco 12:30), y tenemos gratitud, nuestro servicio a él será grato. Servimos a Dios no por un sentido de deber. Cuando consideramos que debemos hacer lo que es digno y bueno delante de Dios por un sentido de obligación, pronto nos podremos llegar a cansar, y el servir a Dios puede llegarnos a ser un fastidio. Los creyentes en Cristo deben considerar que tal fue la actitud del los israelitas en el tiempo del profeta Malaquías (ver por ejemplo Malaquías 1:6-14) ¿Cómo podían ellos tener las bendiciones de Dios con tal actitud?.

Todos queremos las bendiciones de Dios, y Dios nos bendice concediéndonos un reino inconmovible. debemos entonces ser movidos a servir a Dios con gratitud. Si despreciamos las bendiciones de Dios, ¡cuidado! recuérdese el caso de Esaú (Hebreos 12:16-17).

Así que consideremos lo que Dios nos está concediendo en su gracia. Y sirvamos a Dios con gratitud siempre.

Señor gracias por concedernos tus bendiciones y darnos un reino que jamás podrá ser destruido. Que pueda servirte oh Dios con gratitud y amor siempre.

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