La palabra pecado viene de la palabra griega hamartia y significa literalmente “un errar al blanco”. El pecado es una desviación de la rectitud y la moral. Dios, por ser nuestro creador, es quién determina o establece el comportamiento para el hombre. Pero el hombre falla en cuanto a hacer la voluntad de Dios cuando escoge su propio camino, cuando no toma en cuenta a Dios. El apóstol Juan en 1 de Juan 3:4, describe lo que es el pecado, dice: “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.” Amigos, el pecado es algo que se comete cuando violamos la ley de Dios. La Biblia nos dice que toda transgresión y desobediencia a Dios es castigada (Hebreos 2:2), esto es porque el pecado es transgresión y desobediencia a Dios.
El pecado no es algo que se hereda, sino más bien es algo que se práctica. Es delinquir contra Dios, revelarse (Salmo 51:3). En la Biblia encontramos que las vanas palabrerías son pecado (Proverbios 10:19), así como el tener pensamientos insensatos (Proverbios 24:9), y el despreciar a otros (Proverbios 14:21). Uno de los escritores inspirados del Nuevo Testamento, nos dice que saber hacer lo bueno y no hacerlo es pecado (Santiago 4:17). El apóstol Juan afirma que toda injusticia es pecado (1 Juan 5:17). Para una lista de pecados pueden verse los siguientes textos (Romanos 1:28-32; 1 Corintios 6:9,10, Gálatas 5:19-21; Colosenses 3:5,8; Apocalipsis 21:8). Aunque la Biblia no define la palabra “pecado”, si lo describe tal y como hemos visto las descripciones que consideramos arriba. No hay nada en la Biblia que enseñe o nos describa que el pecado sea algo que se herede. Todo lo contrario, el ser humano peca porque escoge libremente hacerlo, tal y como hicieron Adán y Eva en el huerto, ellos escogieron entre lo que Dios había dicho y lo que Satanás les dijo. Y escogieron mal, escogieron desobedecer a Dios.
2. Las consecuencias del pecado.
Las consecuencias del pecado son terribles, aunque tal vez el hombre no lo perciba. La razón quizás por la que este no lo percibe, se debe a que el mismo pecado lo tiene engañado, pues el pecado engaña al hombre y endurece su corazón (Hebreos 3:13). Tal y como sucedió en el Edén, la Biblia nos dice “que la mujer siendo engañada incurrió en transgresión” (1 Timoteo 2:14). Adán recibió el mandato de no comer del árbol que estaba en medio del huerto advirtiéndosele que “El día que de él comieres ciertamente morirás” (Gen 2:17), cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios murieron, esto es así porque la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23). La consecuencia del pecado de Adán, es decir la muerte es lo que se extendió a todos los hombres por cuantos todos pecaron (Romanos 5:12). El pecado entró en el mundo, no estaba ahí, pero tuvo su puerta de acceso por medio Adán, y una vez que todos los descendientes de Adán pecaron también murieron. Por lo que el apóstol Pablo declara que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23), pero ¿Qué es la muerte?
La Biblia nos dice que la muerte es una separación ver por ejemplo (Santiago 2:26). En la Biblia se aplica:
a) A la muerte física. La muerte física es a la cesación de la vida aquí en la tierra, tal y como se nos describe en el capítulo 5 de Génesis. Sucede cuando se da la separación del espíritu con respecto al cuerpo. El cuerpo sin espíritu, esto es el cuerpo separado del espíritu, está muerto (Santiago 2:26). La muerte física es un mal causado por el pecado. Dios dijo al hombre después que pecó “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19), a partir de esa declaración de Dios “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez…” (Hebreos 9:27).
b) A la muerte espiritual del hombre por causa del pecado. La palabra “muerte” significa “separación”. En el sentido espiritual es la separación del hombre de Dios por causa del pecado. En Efesios 2:1 leemos, “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”. El apóstol Pablo dice de los Efesios que ellos estaban muertos, pero es obvio que no físicamente, puesto que andaban en práctica de muchas cosas (Verso. 2), entonces se concluye que ellos estaban muertos espiritualmente, la muerte espiritual es la pérdida de la comunión con Dios a causa del pecado, es decir el pecado separa al hombre de Dios (Isaías 59:1,2), el hombre que está en pecado, en esta tierra, está destituido de la gloria de Dios (Romanos 3:23).
c) A la muerte eterna por causa del pecado. Después que el hombre muere físicamente será juzgado por el Señor (Hebreos 9:27), y a menos que Dios vuelva a darle vida espiritual al hombre que en este mundo está separado de él por causa del pecado, en el día del juicio será separado de Dios por una eternidad siendo lanzado a un lugar de tormento eterno, llamado el lago de fuego. A esta separación eterna del hombre de Dios, es llamada “muerte”, la Biblia dice que es “la muerte segunda” (2 Tesalonicenses 1:7-10; Romanos 2:8,9; Apocalipsis 21:8).
Las consecuencias del pecado son graves, son terriblemente dañinas para el hombre, puesto que lo privan del bien máximo, no solo en este mundo sino también en la eternidad.
3. ¿Cuántos han pecado?
Leamos en Romanos 5:12 “Por tanto como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. El diablo logró introducir en el mundo el pecado por medio de Adán, y por el pecado entró la muerte, aunque no heredamos el pecado, sí la muerte pasó o se extendió a todos los hombres, pero, ¿Por qué? La respuesta es; “por cuanto TODOS PECARON”, la Biblia declara que TODOS los hombres son pecadores, no porque lo hayan heredado, sino porque todos los hombres han practicado el pecado. Pues,“por cuanto todos pecaron están destituidos de lo gloria de Dios”(Romanos 3:23).
Tenemos que admitir que por practicar el pecado somos pecadores, debemos asumir eso, y reconocer que por sí solos no podemos escapar de las consecuencias que el pecado trae consigo. Razón por la cual el apóstol Pablo exclamó, “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24), en el verso siguiente el apóstol da las gracias a Dios, porque en Cristo puso la salvación. Dios nos ama y no quiere que seamos perdidos eternamente (Juan 3:16), su deseo es salvarnos a todos (1 Timoteo 2:4). No tenemos porque ser perdidos eternamente, no tenemos porque irnos de este mundo sin ser salvos.