En cuanto a la Cena del Señor, la enseñanza apostólica nos dice que el pan es el cuerpo de Cristo que fue entregado por nosotros (1 Corintios 11:24). El fruto de la vid es “la copa” que se bebe (Mateo 26:29; 1 Corintios 11:25). Está copa o fruto de la vid es la sangre del Señor derramada para establecer el Nuevo Pacto (Lucas 22.20).
Todos los que están en Cristo participan de un mismo pan y de una misma copa (1 Corintios 10:16-18). Según el apóstol Pablo, el comer el pan y beber la copa del Señor es un memorial, y a la vez es para anunciar la muerte del Señor hasta que él venga (1 Corintios 11:23,24,26).
De este memorial participaban todos los cristianos en la asamblea (1 Corintios 11:17,20), después de haberse examinado cada uno así mismo (1 Corintios 11:24-25,28). Esto es necesario para no comer y beber indignamente y así caer bajo el juicio de Dios (1 Corintios 11:29). No dejemos de participar de este memorial ni de anunciar la muerte del Señor. Los primeros cristianos tenían por costumbre participar del partimiento del pan cada primer día de la semana (Hechos 20:7), esto constituye el modelo para la iglesia del Señor hasta que él venga.