Introducción.
A. La misión de Jesús fue la de proclamar a todos los hombres libertad (Isaías 61:1; 4:18).
B. La libertad es el mayor anhelo de quienes sufren alguna forma de cautividad.
1. Cristo el libertador.
A. Cristo no solamente vino proclamando libertad, él mismo era el libertador (Juan 8:36).
B. La verdad predicada por Jesús, fue su instrumento para conducir a los cautivos a la libertad (Juan 8:32).
C. Con su sacrificio en la cruz, Jesús pagó el precio de nuestra liberación (Éfesios 1:7; Hebreos 2:14,15).
2. Jesús nos libra de la esclavitud espiritual (Juan 8:34-36).
A.
Todo aquel que hace pecado es esclavo del pecado (Juan
8:34).
B.
Es retenido por las cuerdas de sus pecados (Proverbios
5:22).
C.
Es prisionero de la maldad (Hechos
8:23).
D.
Esta cautivo a la voluntad del diablo (2
Timoteo 2:26).
E.
Su resultado final es la muerte (Romanos
6:16,23).
3.- La libertad en Cristo es posible para todos los que le obedecen.
A. Dios en Cristo ha hecho posible la salvación para la humanidad al concederle por su gracia libertad en Cristo. Pero la libertad que nos hace libres del pecado para ser salvos, es condicional.
B. Somos libres al creer y obedecer el evangelio que Jesucristo envió a predicar a sus apóstoles (Marcos 16:15-16).
C. Sin embargo, como leemos en las Escrituras, no todos obedecen el evangelio (Romanos 10:16), por eso no todos serán salvos.
D. Dios requiere de todos no solamente el creer, sino que se le obedezca de corazón para ser libertados del pecado (Romanos 6:17-18).
Conclusión.
Los que no han obedecido el evangelio, deben hacerlo para ser libres del pecado. Los que ya han obedecido el evangelio y han sido libertados del pecado, es preciso que permanezcan en esa libertad, siempre (Gálatas 5:1).
Por Alfredo Chee Amador